EN LA PLANTA BAJA
Reciben al espectador interesado un significado elenco de diez pinturas y cuatro esculturas. Abre el recorrido “El baño” de Manuel Prego de Oliver, siendo la última “Femme se coiffent” de Cándido Fernández Mazas. En la zona nuclear dispone la directora, que es la curator, la “Sibila” en bronce de Xosé Cid Menor, frente al valle da Rabeda, espléndido dibujo de Virgilio Fernández, antes de firmar con sus iniciales, Vfc, y en los otros ángulos de la sala, la “Serea” de Manuel García “de Buciños”, bronce y piedra, y la “Bordadora”, gran talla de Acisclo Manzano Freire: ambas escoltan a la pièce de resistence de la muestra desde sus 1,80 por 2,90 m., Mi casa, 1968, de Xaime Quessada cuando aún era Jaime Quesada, en la que el gran artista plasma en clave ensoñadora el salón de casa en el que su madre daba clases de música a las niñas burguesas de aquel Ourense franquista en la calle Lamas Carvajal, donde al Liceo... Frente a ella, “Estampa galaica” de José Seijo Rubio, pintura que evoca otros tiempos, al igual que el Caldeireiro de Celia Cortés Rivas y los “Palleiros” de Manuel Torres Martínez, pintor de Marín (Pontevedra). En la pintura de paisaje los espléndidos “Cerros” de Julia Relinque Ferrater, y “Cabeza de Manzaneda” de Miguel Ángel Martínez Coello. Esta última tiene el privilegio de ser la primera en el asiento de los fondos, entrando como compra en 1972, tras ser aprobada en Comisión Permanente. Un buen bodegón de Luís Vázquez Trabazo nos predispone hacia la salida, interrumpida por un sobredimensionado Gordo de Ramón Conde Bermúdez, que parece dialogar con la talla “Altruista” (formándose), de Toño Monteiro de Lobios, escultura que se halla donde solía, a la entrada.
Referencia : La Región